Estadística

martes, 22 de noviembre de 2011

CARMEN Y SORAYA

        



Saber que Carmen y Soraya muy poco tiempo después de dar a luz renunciaron a disfrutar su licencia de maternidad, me hace pensar que caminamos lentamente la senda de la igualdad de género con la brújula mal calibrada.
Somos hij@s, o en el mejor de los casos niet@s, de una sociedad patriarcal, herida de igualdad. Y hoy, al igual que antaño, esta sociedad se organiza económicamente de manera que no respeta los ritmos biológicos que la naturaleza marca, fagocitando derechos en pos de la prosperidad económica de unos pocos.
Hemos avanzado, pues es cierto que ahora podemos elegir: ¿familia, hij@s y lactancia materna? o ¿eficacia y resultados laborales?
Sin embargo creo que ahora debemos caminar la senda de la conciliación de la vida personal y laboral. No podemos abandonar el sueño, a la par que renunciar a los derechos conquistados y creo firmemente que a nuestras representantes políticas la historia les pedirá las cuentas.

En adelante les contaré una historía de dos mujeres en la que cualquier parecido con la realidad será pura coincidencia:

Érase una vez, dos mujeres llamadas Carmen y Soraya que casi sin conocerse, caminaron la misma senda que miles de trabajadoras españolas, iniciando el duro camino de ser respetadas, aceptadas, valoradas y promocionadas en sus puestos de trabajo. 
No fue fácil sobrevivir a los comentarios machistas, las bromas estúpidas o las dudas eternas sobre sus capacidades para desempeñar una responsabilidad laboral, que hasta entonces había sido casi un monopolio de los hombres.
      Ambas, y como tantas, decidieron trabajar a destajo con la fuerza de quien siente a sus espaldas la responsabilidad de encontrar un sitio para las mujeres en la historia.
     Se emplearon con tesón y valentía logrando un alto reconocimiento profesional que al tiempo que crecía acallaba la amenaza del reloj biológico, posponiendo la maternidad, en una suerte de trampa, que buscaba confirmar a cuantos habían confiado en ellas, que su naturaleza y sexualidad femenina no sería el obstáculo esperado que ensombrecería resultados y expectativas.
Aún tiemblan ellas, cuyas historias son casi idénticas, cuando recuerdan el día que su naturaleza estalló en confetis con forma de embarazo. Y es que fue ese el instante en el que la igualdad de oportunidades se descubrió como el espejismo que era.
Ese fue el momento en el que entendieron que la lucha laboral no se agotaba en llegar y mantenerse, sino que la equidad tiene un límite que en esta sociedad patriarcal, herida de igualdad y de avaricia, viene marcado por la economía y la eficiencia.
Difícil fue, para ellas, contarles a sus jefes la buena nueva, pero no más que interpretar el tono de preocupación cuando ambos preguntaron: “¿Y cómo te las vas a apañar?”
A partir de entonces tuvieron que organizar los pañales, las tetadas, los horarios, los viajes, las reuniones…. de modo que la maternidad apenas pudiera entreverse.
Renunciaron a la licencia de maternidad como punto de partida, con el dolor de traicionar la convicción de que los derechos se defienden ejerciéndolos.
Carmen y Soraya consiguieron consolidarse en sus puestos de trabajo, aquellos por los que tanto lucharon, una en una multinacional y la otra en un banco.
Ahora saben que la conciliación de la vida personal y profesional no es más que una quimera y han abandonado el sueño de la equidad que busca una sociedad más justa, femenina y humana.

Así las cosas, cuando a estas mujeres se les pregunta por la igualdad de género y el camino que emprendieron contestan, cansadas, que tiraron la toalla ante el miedo a perder el sustento familiar.
Y así entre risas, hoy, comenta Carmen a Soraya:  “¿Te imaginas, que distintas las cosas y cuánto pudiéramos haber conquistado si hubiésemos sido ministras?” y Soraya le responde: “O vicepresidentas del Gobierno. Te imaginas?”


24 de noviembre de 2011.





            



           


         


         
         
         





4 comentarios:

  1. Si dejas que lo resuelva el mercado, no se resolverá nunca. En este mundo competitivo, hay que hacerle trampas al mercado y conseguir que un embarazo sea "rentable" para el empleador. El tema no se resolverá mientras que la empresaria tenga que sufrir un coste por la maternidad.

    Tenemos un índice de natalidad regresivo, necesitamos niños para mantener las pensiones del futuro. Así que hay que hacer que el coste de la maternidad lo repartamos entre todos. ¿Que un empleado tuyo tiene un hijo? Pues le damos a su empresa una deducción fiscal.

    En un ejemplo bruto: las empresas en las que nazcan hijos, pagan un 29% de impuestos, las empresas en las que no nazcan, un 31%. Ya verás si cambia el tema así.

    Por cierto, cada día escribes mejor.
    Dani

    ResponderEliminar
  2. Cierto es que cada vez es más difícil conciliar la vida laboral con la familiar, tanto para las mujeres y madres trabajadoras, que son las que paren, como para los hombres que ven truncados su derecho para ejercer de padres por no disponer del tiempo necesario para ello y no disfrutar de su familia plenamente. Aunque quizás no sea siempre consecuencia de ser trepas, ambiciosos, irreverentes, egoístas, envidiosos o de no tener escrúpulos, como eran las pobres protagonistas del relato ficticio Carmen y Soraya, sino simplemente por una cuestión de pura supervivencia, acaecida por la esclavitud laboral a la que muchos estamos sometidos y que, con suerte, nos hace repetirnos continuamente la misma pregunta ¿llegaremos a final de este mes?, y digo con suerte porque hay otros que gracias a los que nos mueven como marionetas hoy no tienen qué llevar a su casa.

    Deberíamos anteponer la familia a la falsa imagen que esta sociedad nos obliga a vestir a través de su marketing y que sus dirigentes y políticos imponen, y que nos hace renunciar sin nis siquiera poder cuestionarlo a los momentos más bonitos de la vida que son los de ver crecer a nuestros hijos y estar al lado de los que queremos y nos quieren, y hacerlo siempre con la dignidad que se requiere para ello.

    Si hay que reconocer que el trabajo es necesario, habrá que darse cuenta que la familia, además de necesaria es lo más importante y MIENTRAS LOS POLÍTICOS NO LLEVEN EN SUS PROGRAMAS ELECTORALES EL DERECHO A LA CONCILIACIÓN ENTRE LA VIDA FAMILIAR Y LA LABORAL Y ADEMÁS NO PREDIQUEN CON EL EJEMPLO SEGUIREMOS EN EL MISMO CHARCO EN QUE ESTAMOS.

    Un artículo estupendo, que invita a la reflexión y a la crítica no sólo del tema que aborda sino a todas las carencias patentes en nuestras vidas, Felicidades.

    ResponderEliminar
  3. Vamos a comparar dos tipos de descanso: las vacaciones y el descanso por maternidad. ¿Cuál te parece más digno de protección?

    Pues bien, en España las vacaciones son IRRENUNCIABLES. «sin ser absoluto en
    cuanto a las fechas de su ejercicio, forma parte
    del núcleo irrenunciable de los derechos
    propios de un Estado social» (STC 192/2003, de 27 de octubre, FJ 7).
    Me parece evidente que el descanso por maternidad también debería ser irrenunciable.
    La única razón para que no lo sea es que si la mujer renuncia a él, puede evitar quedar discriminada frente al varón que, a los ojos del empleador, disfruta de menos descansos.
    No es razonable que la lucha contra la discriminación tenga que soportarse por la propia madre discriminada.
    Para mi, la única manera de resolver el asunto es:
    a) que la baja maternal sea irrenunciable;
    b) que se adopten medidas de discriminación positiva suficientes, es decir, que el empleador reciba una compensación suficiente cada vez que una empleada se ausente por maternidad, hasta el punto de evitar la tentación de discriminar.
    Mientras sigamos así, yo veo lo de Soraya como competencia desleal frente a sus compañeras que sí disfrutan la baja. Las que renuncian compiten deslealmente con la que no compiten.

    ResponderEliminar
  4. Hija, perdona que le siga dando vueltas:
    Otra cosa que hay que hacer es sancionar a los empleadores que permitan trabajar a mujeres en periodo legal de baja maternal.

    ResponderEliminar